En el estreno me di cuenta de que es muy importante hacer la ruta en el sentido en el que se pone. O al menos no suponer que es lo mismo. Me tocó la bajada al río Duero por el asfalto y la subida por el camino de tierra/arena con un kilómetro más de subida y más pendiente, unos 4 kilómetros con una pendiente media de subida de más del 10% y 35 grados a la sombra. Un infierno que me dejaron unos calambres horrorosos. Después de beberme 2 bidones de trago en Saucelle seguí la ruta hasta Vilvestre y por el GR14 hasta Mieza. Se me hizo eterno el camino entre Vilvestre y Mieza. Menos mal que las vistas del Duero merecen la pena.
Días más tarde repetí parcialmente esta ruta con Victor y Manuel. Esta vez sí, en el sentido menos exigente, con una variante, desde Vilvestre a Saucelle fuimos por el GR14. La mayor parte de este tramo es una trialera de pizarra espectacular donde se agradece una doble. No es por poner achaques pero iba dando unos botes horrorosos, así y todo la gocé. Hay algún tramo que se nos resistió y lo subimos andando, pero era muy poco. Es ciclable al 99.99%. Aparte de la técnica MTB había un olor a oregano espectacular. Desde Saucelle bajamos al río por el Camino de la Barca y hacemos una parada en el Mirador de los Negritos.
Luego seguimos bajando hasta el río y hacemos una parada en la que podemos apreciar lo bajo que está el río. Imaginamos que por mantenimiento en el embalse de Saucelle. Seguimos por un camino paralelo al río y pasamos 2 cancelas. Seguimos hasta el molino de Abajo donde empieza la subida al Puerto que nos lleva a Vilvestre.
Suben a un ritmo que no les puedo seguir. Me esperan en la fuente de la entrada a Vilvestre aprovechando para hacer un avituallamiento. Llegamos a Mieza, yo llego madurito, pero bastante más entero que en la otra ocasión.
Os dejo más fotos aquí.