lunes, 21 de noviembre de 2011

Comida 2011

Me arriesgo a poner este título Comida 2011. Sí, lo digo por el número. Podría haber sido precavido y sólo poner lo de Comida a secas, pero mis sensaciones y las que me transmitió la gente es que lo pasamos tan bien, que es probable que se convierta en una tradición. El tiempo lo dirá, tampoco hay que agobiarse. Sin más, sigamos haciendo kilómetros juntos, lo demás si tiene que venir vendrá.
Yo había preparado una ruta de unos 30 km, por Donostia y Ulia y se la comenté a Dimás. Un amigo donostiarra, que ya vino a hacer la vuelta a Anboto. Me dijo que tenía zonas poco ciclables. Le dije entonces que pensara en una alternativa que tuviera un poco de todo: pistas, vistas, trialeras, senderos, bidegorris y sobre todo que acabáramos en La Concha. Bueno, Dimas se portó como un campeón y una vez hecha la ruta, puedo decir que me pareció espectacular y que captó mi idea a la perfección.
Para recortar kilómetros, pillamos el tren en Lugaritz dirección Hendaia a las 8:38. Es muy cómodo Euskotren. Es la segunda semana consecutiva que hacemos uso del tren. Llegamos a Errenteria a las 9:00, y estamos dispuestos a empezar la ruta por el bidegorri que lleva a Oiartzun, hacia Arditurri. El tiempo es muy bueno, tanto, que vamos de corto. Ahí estamos: Pedro, Mateo, Salva, Victor, Tate, Dimas, David, Iñigo y yo. Buen pelotón.
Salimos por Oiartzun hacia el barrio de Altzibar, pasamos por delante de la antigua fábrica de gaseosas La Pitusa. Vamos subiendo ligeramente y a unos 2 kilómetros pillamos por una rampa de cemento que aparece a la derecha, casi hacia atrás. Empezamos a subir y me ocurre la primera incidencia de la mañana, rotura de la cadena. Eso que es prácticamente nueva…
Menos mal, que con los cierres rápidos se soluciona enseguida. Seguimos subiendo por unos bosques muy chulos y por pistas en buen estado. Hasta que tomamos un desvío a la derecha para empezar la parte final de la subida al Monte Aldura. Se trata de una subida final con 3 tramos diferenciados: primero uno muy técnico y exigente, después otro tramo en el que, como dice Dimas, hay que ir reservando y otro tramo técnico final, para coronar un monte de 537 m. con unas vistas flipantes. Parece el Balcón de la costa gipuzkoana. Clicando aquí podéis ver la panorámica original y aumentarla.
La bajada es curiosa. No se trata de la típica bajada, de las de bajar y bajar. No, hay tramos con mucha pendiente, combinados con muchos rompepiernas. Para Dimas y otros arriesgados empezaba la fiesta. La primera bajada es por hierba con socavones no muy peligrosos, pero con una pendiente que hace que baje con la bici cruzada de atrás.

Nos reagrupamos y pillamos una pista a izquierdas que nos lleva rodeando el monte, ahora por la parte norte. Salimos al cruce donde empezamos la subida final hacia el monte y ahora vamos a la derecha. A pocos metros pillamos un sendero, que sale a la izquierda, donde nos asustan algunos colegas que iban a bajar el sillín para no tener problemas. Es una bajada de las técnicas. Voy en la parte trasera del grupo, con los más prudentes. Me quedo con las ganas de ver cómo baja Dimas.
Son unos 7 kilómetros de sendero, que a veces se quiere convertir en pista, sin llegar a serlo. Pasamos por unos robledales espectaculares, con tal cantidad de hojas caídas, que la rueda se hunde hasta el buje. Bajamos con la tensión de que aparezca una piedra bajo las hojas que nos eche al suelo. No es una piedra, pero en un paso de agua, subestimo el desnivel y doy una vuelta campana con la bici a baja velocidad que me deja sólo unas magulladuras en las piernas. Seguimos llaneando hasta que volvemos a un tramo que también lo hicimos de subida. Ahora tomamos a la derecha en un bosque de árboles muy, muy altos.
Poco a poco bajamos por pistas, que después se convierten en asfalto con mucha pendiente. Me sirve para comprobar que no se me raja la cámara en la zona de la válvula. Otro motivo para estar contento. He solucionado el problema que me agobió las últimas 3 salidas. Sabio consejo el que me dió Jesus, de limpiar la llanta y la cubierta con disolvente. Pasamos cerca del restaurante Zuberoa y vamos por el bidegorri a Errenteria y de ahí a Lezo y Pasai Donibane. Muy chulo el pueblo, impactante para los que no lo conocían y pillamos el transbordador que nos pasa a la otra parte de la ría.
Vamos por la carretera hasta la playa de la Zurriola y por el bidegorri hasta La Concha
y el Peine del Viento.
Después justo a tiempo de ducharnos y preparar la comida en el Txoko. Hay que agradecer a Iñigo su entrega en la cocina. Se notan los 20 años que pasó como profesional de los fogones. Menuda suerte que tuvimos.

Para la comida se apuntaron también Juan, Pepe, Vicen y Rubén, que lanzó el reto de subir al Anglirú. Ya os comentaba que se le ha metido el Anglirú entre ceja y ceja. Pues habrá que hacerle caso y si podemos, tenemos que dejarle atrás, que es un picón. Je, je, je. Después de unas cuantas cerveza, varias botellas de vino, unas pocas copas, charla, txuletones, y más y más, decidimos dar por acabada la comida-salida a una hora muy prudencial. No sin antes disfrutar también con un grupo de Mexicanos que estaban celebrando el día de la Revolución. Bueno con ellos y con su comida, Entre Salva, Mateo y yo, casi no les dejamos nada de sobra. En resumen, que nos lo pasamos de cine con muy poquito. Muchas gracias a los donostiarras por acompañarnos, especialmente a Dimas por prepararnos esa pedazo de ruta y a Iñigo por su entrega en los fogones.
Más fotos aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario