Personalmente tenía ganas de ir a Mandoia, porque por una razón u otra, siempre era una ruta que habíamos pospuesto, que si hoy llueve y no salimos, etc. Además, Mateo, gran conocedor de la zona, siempre se había ofrecido como voluntario para llevarnos por esos lugares de los que se siente tan orgulloso y no me extraña. El martes de carnaval nos juntamos con Mateo y nos dijo que efectivamente este sábado salía con nosotros y que se ofrecía de guía. Perfecto, mejor GPS que él, imposible.
El día amaneció precioso, sol radiante, con nubes muy altas, de esos días de los que ya no nos acordábamos. Mateo nos confiesa que ha pasado una mala noche vomitando y que se acuerda todavía de los chipirones. Es un campeón, viene por no dejarnos colgados, aunque todos sabemos que no es el mejor estado para salir en bici. Le preguntamos por el perfil y nos lo simplifica muy bien: llano, subir, bajar y llano.
Salimos dirección Lemoa y tomamos dirección Bedia. En la rotonda que está en la N240 antes de las vías cogemos de frente por un camino que va bordeando el río. Nos avisa de que después de una recta vamos a pasar por debajo de un puente que tiene una curva a izquierdas a 90 grados imposible. Menos mal que nos avisa, si no nos vamos todos al suelo. Salimos a Bedia y de ahí a Usansolo, por otro camino paralelo al río.
En Usansolo tomamos a la izquierda en dirección a la presa de Lekubaso. Ese paisaje me recuerda mucho a la zona de Garaitondo. Parada en la fuente sulfurosa y a partir de aquí empezamos a subir. La subida es importante, sobre una pista, y con zonas de hormigón en algunos tramos de mayor pendiente, lo que se agradece. Además de vez en cuando hay pequeños descansos, que se agradecen aún más. Llegamos a claro con un cruce de caminos desde el que se ve el Superpuerto. El camino de la derecha va dirección Zerberio, el de la izquierda lleva a Mandoia por el Memorial Joserra y el que va de frente es el que tomamos.
Empieza la última subida al buzón de Mandoia, el camino se va estrechando y en un cruce en Y tomamos el de la izquierda que tiene una especie de puerta blanca y que conduce a una trialera en toda regla. La subida por este lado es espectacular, en un punto nos tenemos que meter por mitad del bosque porque hay un charcazo en mitad del camino. A pesar de poner un par de veces el pie en el suelo, la subida es de las que gusta subir montado. Una de las partes más espectaculares del recorrido.
En Mandoia hacemos el avituallamiento y sacamos muchas fotos, la claridad del día y las vistas invitan a ello. Vamos hasta una peña cercana a ver la panorámica. En la cima llega gente andando y nos sacan una foto a todos juntos.
Si la subida era espectacular, la bajada es aún mejor… Tiene como 3 tramos de bajada. En el primero hay que bajar con la rueda de atrás bloqueada, je, je, le estoy tomando el gustillo. En ese mismo tramo hay una zona con mucha piedra suelta. Seguimos bajando a tope pasando por debajo de un par de árboles que se han caído por el viento. En el último nos reagrupamos. Cuando llego al reagrupamiento y casi parado se me mete una rama entre la rueda delantera y el cuadro y hago un giro de 180 perfecto. La bici y yo somos uno girando alrededor de la rueda delantera. El resto se parte el culo, sobre todo cuando ven que no me he hecho nada. Que si me he caído a cámara lenta, que si cuidado, cuidado. En fin, cosas que pasan…
Seguimos bajando a tope, arriesgando, por lo menos en algún punto paso un poco de cague, al meterme en una rodada llena de barro a tope. Es una gozada. Llegamos a Bedia y salimos a la carretera para llegar a la gasolinera de Lemoa a limpiar las bicis. Meto una moneda en el aparato del aire en vez del agua, y sigo animando la salida con mis despistes y accidentes, porque todavía se están riendo de mi caída. Volvemos a tope por la carretera hasta la fuente, donde nos reagrupamos y le felicitamos a Mateo por la vuelta que nos ha dado.
La ruta, creo que puedo generalizar, nos ha gustado a todos. Algunos datos técnicos: 41 km, IBP 66 y un desnivel acumulado de unos 900 m. Además, yo destacaría 3 cosas: la trialera de la parte final de la subida, las vistas desde la cima, cuando vas subiendo por la mitad del monte, no te imaginas lo despejado que puede estar Mandoia y la tercera sería la bajada, muy técnica.
Más fotos aquí y más videos en nuestro canal de youtube.
El día amaneció precioso, sol radiante, con nubes muy altas, de esos días de los que ya no nos acordábamos. Mateo nos confiesa que ha pasado una mala noche vomitando y que se acuerda todavía de los chipirones. Es un campeón, viene por no dejarnos colgados, aunque todos sabemos que no es el mejor estado para salir en bici. Le preguntamos por el perfil y nos lo simplifica muy bien: llano, subir, bajar y llano.
Salimos dirección Lemoa y tomamos dirección Bedia. En la rotonda que está en la N240 antes de las vías cogemos de frente por un camino que va bordeando el río. Nos avisa de que después de una recta vamos a pasar por debajo de un puente que tiene una curva a izquierdas a 90 grados imposible. Menos mal que nos avisa, si no nos vamos todos al suelo. Salimos a Bedia y de ahí a Usansolo, por otro camino paralelo al río.
En Usansolo tomamos a la izquierda en dirección a la presa de Lekubaso. Ese paisaje me recuerda mucho a la zona de Garaitondo. Parada en la fuente sulfurosa y a partir de aquí empezamos a subir. La subida es importante, sobre una pista, y con zonas de hormigón en algunos tramos de mayor pendiente, lo que se agradece. Además de vez en cuando hay pequeños descansos, que se agradecen aún más. Llegamos a claro con un cruce de caminos desde el que se ve el Superpuerto. El camino de la derecha va dirección Zerberio, el de la izquierda lleva a Mandoia por el Memorial Joserra y el que va de frente es el que tomamos.
Empieza la última subida al buzón de Mandoia, el camino se va estrechando y en un cruce en Y tomamos el de la izquierda que tiene una especie de puerta blanca y que conduce a una trialera en toda regla. La subida por este lado es espectacular, en un punto nos tenemos que meter por mitad del bosque porque hay un charcazo en mitad del camino. A pesar de poner un par de veces el pie en el suelo, la subida es de las que gusta subir montado. Una de las partes más espectaculares del recorrido.
En Mandoia hacemos el avituallamiento y sacamos muchas fotos, la claridad del día y las vistas invitan a ello. Vamos hasta una peña cercana a ver la panorámica. En la cima llega gente andando y nos sacan una foto a todos juntos.
Si la subida era espectacular, la bajada es aún mejor… Tiene como 3 tramos de bajada. En el primero hay que bajar con la rueda de atrás bloqueada, je, je, le estoy tomando el gustillo. En ese mismo tramo hay una zona con mucha piedra suelta. Seguimos bajando a tope pasando por debajo de un par de árboles que se han caído por el viento. En el último nos reagrupamos. Cuando llego al reagrupamiento y casi parado se me mete una rama entre la rueda delantera y el cuadro y hago un giro de 180 perfecto. La bici y yo somos uno girando alrededor de la rueda delantera. El resto se parte el culo, sobre todo cuando ven que no me he hecho nada. Que si me he caído a cámara lenta, que si cuidado, cuidado. En fin, cosas que pasan…
Seguimos bajando a tope, arriesgando, por lo menos en algún punto paso un poco de cague, al meterme en una rodada llena de barro a tope. Es una gozada. Llegamos a Bedia y salimos a la carretera para llegar a la gasolinera de Lemoa a limpiar las bicis. Meto una moneda en el aparato del aire en vez del agua, y sigo animando la salida con mis despistes y accidentes, porque todavía se están riendo de mi caída. Volvemos a tope por la carretera hasta la fuente, donde nos reagrupamos y le felicitamos a Mateo por la vuelta que nos ha dado.
La ruta, creo que puedo generalizar, nos ha gustado a todos. Algunos datos técnicos: 41 km, IBP 66 y un desnivel acumulado de unos 900 m. Además, yo destacaría 3 cosas: la trialera de la parte final de la subida, las vistas desde la cima, cuando vas subiendo por la mitad del monte, no te imaginas lo despejado que puede estar Mandoia y la tercera sería la bajada, muy técnica.
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